¿Necesitas un supervisor de obra? Descubre cuándo es obligatorio contratarlo
La construcción de un edificio o una vivienda es un proceso complejo que requiere de la coordinación de diferentes profesionales y la realización de múltiples tareas en un plazo determinado. En este sentido, contar con un supervisor de obra puede ser de gran ayuda para garantizar que todo se lleve a cabo de manera adecuada y se cumplan los plazos establecidos. Pero, ¿es obligatorio contratar a un supervisor de obra en todos los casos? En este artículo te lo contamos todo.
¿Qué es un supervisor de obra?
Un supervisor de obra es un profesional que se encarga de supervisar y coordinar la construcción de un edificio o una vivienda. Su función principal es garantizar que los trabajos se lleven a cabo de acuerdo a los planos y las especificaciones técnicas, así como velar por la seguridad de los trabajadores y del público en general.
¿Cuándo es obligatorio contratar a un supervisor de obra?
Según la legislación española
En España, la Ley de Ordenación de la Edificación establece en su artículo 9 que la dirección de obra debe ser realizada por un técnico competente, que será el encargado de dirigir y coordinar los trabajos. En este sentido, el artículo 10 establece que la dirección de obra podrá ser realizada por el arquitecto o arquitecto técnico que haya redactado el proyecto, o por otro técnico competente designado por el promotor.
Además, el artículo 11 de la misma ley establece que, en el caso de obras de edificación que supongan un riesgo para la seguridad de las personas o los bienes, será obligatorio contar con un coordinador de seguridad y salud durante la ejecución de la obra. Este coordinador se encargará de garantizar que se adopten las medidas necesarias para prevenir riesgos laborales y garantizar la seguridad de los trabajadores y del público en general.
Por lo tanto, según la legislación española, es obligatorio contar con un supervisor de obra en los siguientes casos:
- Cuando la dirección de obra sea realizada por un técnico competente designado por el promotor.
- En obras de edificación que supongan un riesgo para la seguridad de las personas o los bienes.
Según las exigencias del proyecto
Aunque la legislación española establece en qué casos es obligatorio contar con un supervisor de obra, en algunos casos el proyecto puede exigir la presencia de un supervisor de obra aunque no sea obligatorio por ley. Esto puede ser necesario en obras de gran envergadura o complejidad, en las que se requiere una mayor coordinación y supervisión de los trabajos.
Funciones del supervisor de obra
El supervisor de obra tiene como función principal garantizar que los trabajos se lleven a cabo de acuerdo a los planos y las especificaciones técnicas, y velar por la seguridad de los trabajadores y del público en general. Para ello, realiza las siguientes funciones:
- Supervisión de la ejecución de los trabajos.
- Coordinación de los diferentes profesionales que intervienen en la obra.
- Verificación de que los materiales utilizados cumplen con las especificaciones técnicas.
- Control del cumplimiento de los plazos establecidos.
- Garantía de la seguridad de los trabajadores y del público en general.
Beneficios de contratar un supervisor de obra
Contar con un supervisor de obra puede reportar numerosos beneficios tanto para el promotor como para los profesionales que intervienen en la obra. Algunos de estos beneficios son:
- Mayor eficiencia en la gestión de los trabajos.
- Reducción de los plazos de ejecución.
- Mayor calidad en la ejecución de los trabajos.
- Mayor seguridad en la obra.
- Reducción de costes derivados de posibles errores o retrasos.
Conclusiones
En conclusión, en España es obligatorio contar con un supervisor de obra en los casos establecidos por la Ley de Ordenación de la Edificación. Sin embargo, en algunos casos el proyecto puede exigir la presencia de un supervisor de obra aunque no sea obligatorio por ley. En cualquier caso, contar con un supervisor de obra puede reportar numerosos beneficios, como una mayor eficiencia en la gestión de los trabajos, una reducción de los plazos de ejecución, una mayor calidad en la ejecución de los trabajos, una mayor seguridad en la obra y una reducción de costes derivados de posibles errores o retrasos.
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